Seleccionar página

¿Te has preguntado una vez, por qué no te sientes realmente feliz?

¿Te has preguntado una vez, por qué dedicas mucho tiempo a los demás, pero te cuesta bastante regalarte más tiempo para ti mismo?

¿Por qué en tu día a día estás muchas veces muy preocupada para que los demás esten bien y los demás no se preocupan demasiado por ti?

¿Por qué en muchos días, lo primero es el trabajo, los proyectos nuevos, tus hijos, tus padres o tu pareja?

¿Por qué además tus días y semanas pasan volando y en muchos de ellos te sientes cansada, agotada y sin ánimo.

 

 

Si no tienes respuestas te invito a seguir leyendo.

 

Para entender lo que realmente está pasando en nuestra vida y porque sentimos lo que sentimos,  tenemos que hacer un salto atrás a nuestros antepasados.

Hagamos un viaje en el tiempo y pensemos en un antepasado nuestro de hace unos treinta mil años. En esa época el ser humano para supervivir necesitaba responder ante los peligros de su vida en permanente contacto con la naturaleza de forma automática. Solamente tenía dos opciones luchar o huir si quería supervivir.

La forma en la que nos relacionamos hoy con la naturaleza y el mundo ha evolucionado muchísimo, sin embargo esas respuestas evolutivas de lucha y huida siguen activándose en nosotros ante las amenazas del mundo moderno.

Ya no son amenazas como defenderse ante un oso peligroso o un temporal. Reaccionamos ante otras amenazas.

 

¿Pero cuáles son ahora las amenazas del mundo moderno y como influyen en nuestra felicidad?

 

 Las amenazas del mundo moderno se denominan demandas psicosociales.

Por ejemplo: pensar en ser despedido, no tener trabajo, un divorcio, el miedo a fallar, altas exigencias profesionales,  el miedo a subir al avión o a un ataque terrorista, el miedo a no ser querido.

Ante ellos, nuestra mente percibe el riesgo, reacciona de la misma manera y genera las mismas respuestas fisiológicas que ante un ataque de un oso cavernario.

El cuerpo, igual que hace miles de años, se prepara para la lucha y la huida.

Además como ese tipo de “peligros” están tan extendidos y son tan persistentes, nuestra mente los recoge constantemente y los mantiene en ella.

 

A consecuencia de eso, los sistemas de nuestro organismo están continuamente en alerta y se desgastan con facilidad. Y con el tiempo pueden aparecer problemas mentales y físicas como insomnio, tensiones musculares, dolores de espalda y de cabeza, problemas intestinales, cardiovasculares, disfunciones sexuales, depresión…

 

Por lo tanto, si no tomamos consciencia de este mecanismo automático e inconsciente, seguimos estando en alerta día tras día.

Y este estado inconsciente nos lleva a  los mismos pensamientos, como:

“Que tengo que trabajar mucho para supervivir”

“Que tengo que demostrar lo que valgo”

“Que tengo que estar pendiente de todo”

“Que tengo que ser perfecto”

“Que tengo que ayudar a los demás primero”

“Que tengo que ser imprescindible”

“Que tengo que levantarme temprano para poder hacer todo”

“Que tengo que…

 

Y estos «tengo que», estos pensamientos inconscientes, crean de nuevo emociones de alerta.  Es allí donde el pez muerde la cola y es cuando quizás uno se siente como atrapado en “una rueda de hámster” o tiene sensaciones como:

 

“Me siento agotado”

“No llego nunca”

“No tengo suficiente tiempo para todo”

“No tengo tiempo para mí”

“No descanso nunca bien”

“Me siento desilusionado”

“No tengo ánimo”

“No me quiere nadie de verdad”

“La vida, el amor, el trabajo… es un rollo”

 

Y estos pensamientos y emociones que se repiten con regularidad son la base de muchas conductas inconscientes que nos dan los mismos resultados que siempre. Repetimos las mismas experiencias y no cambia nada en nuestra vida.

 

Por lo tanto si realmente queremos sentirnos vitales y queridos, sentir que la vida es un encanto y estar en paz con nosotros mismo, con los demás y con la propia vida. Si deseamos nuevos resultados y experiencias diferentes,  solamente hay un camino:

 

El camino hacia ti mismo.

Porque la paz, el amor, la prosperidad y tu salud empiezan en ti. Porque la felicidad empieza en una mente clara y tranquila dentro de un cuerpo sano.

 

¿Cómo vas a poder recibir amor, si tú no lo sientes internamente por ti mismo?

¿Cómo vas a tener paz, si tú no lo tienes internamente?

¿Cómo vas a ser un buen ejemplo para tus hijos, si tú te desgastas continuamente?

¿Cómo vas a sentir que estés feliz y la vida es un encanto si tienes todos los días estrés?

 

El camino hacia más felicidad  empieza por ti mismo y dedicar en primer lugar tiempo para ti, que te ayuda a desacelerar, a sentirte, a soltar tus tensiones mentales y físicas.

El camino empieza por tomar consciencia y cambiar tus pensamientos e emociones y la forma como ver la vida.

El camino empieza por transformar tus conductas automáticas en conductas conscientes.

El camino empieza por dedicar un tiempo merecido que te ayuda a conocerte más a fondo y a amarte a ti  mismo.

 

¿Ya estás en este camino? ¿O estás deseando a descubrirlo?

 

 Entonces sigue leyendo mis artículos, ábrete a uno de mis actividades o apúntate ya a mi próximo retiro “Tu camino hacia ti mismo”. Porque la autorresponsabilidad, la autoconsciencia y el amor propio son la base de mi trabajo y de mi vocación.

 Y yo estoy caminando este camino con esfuerzo feliz desde hace 10 años y no me arrepiento de ningún paso en este camino.

¿No quieres perder mi próximo articulo y quieres descargarte una meditación guiada gratuita, que te ayuda a estar más tranquilo, entonces inscríbete en mi newsletter más abajo.

 

El amor empieza en ti,

 

 

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies